miércoles, 15 de septiembre de 2010

Indigencia

Caminar cualquier tarde de domingo por la avenida Reforma a la altura de la columna del Ángel de la Independencia, significa ser exigido en la observación por todos los estímulos que dicho espacio urbano muestra: la limpieza acomedida por parte del personal subcontratado por el gobierno del Distrito Federal, la luminosidad de las Glorietas de la Palma y la Diana cazadora, las sexoservidoras que se pasean rumbo a la calle de Sullivan y la Zona Rosas, y la indigencia que se ve obligada a brincar de banca a banca pues la policía se dedica a desplazarlos constantemente.

¿Quiénes son esos hombres, mujeres, jóvenes, niños o ancianos que habitan las calles de nuestra ciudad? ¿Cómo es que llegaron allí? ¿Por qué en algunos casos se ha visto que no desean salir de las calles para reincorporarse a actividades formales de empleo o estudios? ¿Cuáles son sus nombres? ¿Cuál es la dinámica que los expulsó, quizá de origen, a los rincones más sucios, más indignos, más olvidados?

El Instituto de Asistencia e Integración Social (IASIS), dependiente de la Secretaría de Desarrollo Social del Gobierno del Distrito Federal pretende responder institucionalmente diciendo, mediante el censo realizado entre el año 2009 y el 2010, que en las calles de nuestra urbe están pobladas por 3 049 personas que son desde niños menos a 9 años hasta adultos mayores mayor de 90. Esta información fue levantada por 20 encuestadores que recorrieron las calles entre el 1 de noviembre del 2009 hasta el 28 de febrero de 2010.

Considero que la pregunta más pertinente es ¿Les creemos? ¿Cómo se formuló la herramienta aplicada que arrojó poco más de 3000 personas en situación de calle en una ciudad de 17 millones de personas? Ahora ¿Cómo hace esta gran ciudad para expulsar de sus entrañas a miles de personas y dejarlas durante tantos años viviendo en las calles?

Las preguntas que podemos formular son infinitas pero necesario es tratar de responder hipotéticamente: serios problemas como violencia intrafamiliar, drogadicción, abandono de hogar, desempleo, crisis económica son algunas de las razones por la cuales estas personas se ven obligadas a salir de sus casas para vivir (y en algunos casos nacer) en las calles. Las posibilidades de reincorporación social que la sociedad capitalina tienen en su dinámica son muy pocas, estas personas resultan estigmatizadas y maltratadas por la mayor parte de los pobladores y las autoridades, son el producto “residual” de un sistema político y económico que no tiene espacio para ellos y otros tantos que también pueblan los centros penitenciarios y psiquiátricos.

Los programas que el IASIS ha diseñado y pone en marcha, incluyen el proporcionar la posibilidad de ocupar algún espacio en los albergues o comedores comunitarios, atender especialmente a jóvenes y adultos mayores en situación de calle mediante alojamiento, alimentación, atención médica y psicológica, entre otros. Podríamos decir, quizá, que las acciones que dicha institución pueden funcionar tangencialmente, es decir, algunas personas salen de las calles y se incorporan en alguna medida a una vida más sana pero ¿En algún momento lograremos dejar de expulsar a miembros de nuestras comunidades hacia la calle? O ¿Este problema es crónico de ciudades como la nuestra? Desgraciadamente responder a estas preguntas resulta complicado aunque augurar una radical transformación en la dinámica de exclusión social también lo sería.
Bibliografía:
  • Appaurai A., Spectral Housing and Urban Cleansing , documento electrónico http://www.albany.edu/anthro/fac/Little/AANT664/Appadurai_C revisado el 15 de septiembre del 2010 a las 18:26 hrs
  • www.iasis.df.gob.mx revisado el 15 de septiembre del 2010 a las 16:28 hrs 

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