miércoles, 15 de septiembre de 2010

Laberinto burocrático para acceder a una vivienda


Las instituciones del Gobierno de la Ciudad de México dedicadas a la atención específica de la problemática de la vivienda (entre estas está el Instituto de Vivienda del Distrito Federal y la Secretaría de Desarrollo Social) tienen diversos programas abocados a satisfacer la demanda y a orientar la proyección y construcción de vivienda sustentable.

Algunos de los programas impulsados son principalmente destinados a facilitar la adquisición de vivienda por medio de créditos hipotecarios, autoconstrucción, remodelación y regularización del suelo, entro otras necesidades más. Normalmente los proyectos mencionados anteriormente se emprenden por las instituciones del GDF y se llevan hasta el final por ellos mismos, ello implica que los interesados tienen que seguir el arduo y tortuoso camino de la burocracia oficial e incluso tener que pasar las trabas de la corrupción estatal. 

Los procedimientos que actualmente se solicitan, por ejemplo, para el acceso a un crédito de vivienda son una larga lista de papeles que implican tardados trámites paralelos que harán de este un proceso lento y cansado, si bien es cierto que no es sencillo proporcionar un crédito también es verdad que la situación por la que pasan muchos de los interesados les impiden hacerse cargo en poco tiempo de la obtención de toda la papelería solicitada. 

Las ventajas de involucrar a los interesados mismos, a algunas ONG´s dedicadas a temáticas como esta, con la guía y coordinación de las autoridades estatales son la flexibilización de los procedimientos desde un inicio, el combate a la corrupción o al clientelismo electoral, además de dotar de confianza a las instituciones del Estado gracias a que ellos no pueden ser el primer y único vehículo de solución de la problemática de la vivienda.

Considero indispensable que los encargados del diseño de los procedimientos en el interior de la administración pública local, reestructuren los caminos a transitar no solamente en el caso de la solicitud de créditos sino en casi la totalidad de los trámites burocráticos que los habitantes de la capital realizamos, tratando de colocar todos los candados ante la corrupción, el tráfico de influencias o la compra de votos.

Además de lo anterior es importante que se avance en el diseño de una política pública integral para la atención de la necesidad de vivienda en nuestra ciudad, de lo contrario los fenómenos de “paracaidismo” y ocupación de inmuebles abandonados sucederá cada vez con más frecuencia. La vivienda es una necesidad y un derecho humano, el diseño tanto de los procedimientos como de las casa mismas debe contemplar que el interesado no puede esperar 30 años para acceder a una habitación digna y segura estructural, económica y jurídicamente hablando.

Bibliografía: 
  • Documento electrónico http://habitat.aq.upm.es/dubai/98/bp269.html revisado el 15 de septiembre del 2010 a las 20:30 hrs
  • http://www.invi.df.gob.mx/portal/inicio.aspx revisado el 15 de septiembre del 2010 a las 20:02

Ciudadanías defeñas


¿Qué es la ciudadanía? ¿Cómo se construye? Algunos podrán decir que es la condición de aquellos habitantes de la ciudad, misma que se ejerce gracias a la posibilidad de poseer propiedad y de tener el derecho a participar de las decisiones de su comunidad. Algunos se alejarán del concepto esbozado anteriormente y recurrirán a nuestra Carta Magna para contemplar las características del ciudadano ahí establecidas como aquel que tiene derecho a votar y ser votado, asociarse libremente, participar políticamente e integrarse a las Fuerzas armadas para defender nuestra República.

En realidad ambas definiciones tienen en riesgo de caer en algunas imprecisiones pues el primero es un tipo ideal construido a partir del concepto de la polis griega, en cuanto al segundo se puede obnubilar nuestra mirada a través de las pantallas “juridizantes” del derecho liberal y dejar de lado la realidad de las comunidades humana. 

Considero más pertinente analizar el concepto de ciudadanía en un proceso histórico y de aprehensión social, es decir, no podemos atarnos a la teoría liberal ni mucho menos juridizar nuestra mirada, tenemos que abordar a la ciudadanía como un fenómeno social de entendimiento, apropiación y transformación de la dualidad privado-público.

Los espacios públicos diversos construidos en nuestra ciudad nos muestran diversas formas de ejercer ciudadanía, por ejemplo, algunos barrios deciden realizar dicho ejercicio mediante la obstaculización del tráfico en su zona hasta que servicios indispensables como la energía eléctrica, el agua potable o la seguridad pública se restablezcan, algunos otros en zonas habitacionales de clase media deciden hacer asambleas u organizaciones vecinales para discutir y tratar de resolver las problemáticas más agudas, algunos más en zonas residenciales deciden levantar el teléfono para quejarse con las autoridades delegacionales o colocar una manta en la reja de su casa expresando su rechazo a determinada acción gubernamental.

Incluso la prácticas cotidianas de recreación en el espacio público nos pueden ser de ayuda a la hora de observar cómo es la relación entre el ciudadano y el espacio público, algunos prefieren beber una cerveza en la banqueta de su casa o en la esquina con los amigos de siempre, otros asisten a eventos culturales realizados en plazas públicas o otros más solamente pasan por las calles que los conducen a su destino, quizá un bar o un restaurante.

La ciudadanía no puede rigidizarse de ninguna manera puesto que las comunidades humanas son dinámicas en su construcción cotidiana. Suponer que se debe aplicar la regla del lecho de Procusto a una transformación constante de la sociedad capitalina. Nuestra organización política debe contemplar la heterogeneidad de la población a la que va destinada; pueblos, barrios, cerradas, zonas residenciales, unidades habitacionales, “ciudades perdidas”, son los escenarios en los cuales se van construyendo las diversas ciudadanías que hacen de esta ciudad un espacio complejo y singularmente diferenciado.
 
Bibliografía:
  • Appadurai A., Cities and citizenship

Indigencia

Caminar cualquier tarde de domingo por la avenida Reforma a la altura de la columna del Ángel de la Independencia, significa ser exigido en la observación por todos los estímulos que dicho espacio urbano muestra: la limpieza acomedida por parte del personal subcontratado por el gobierno del Distrito Federal, la luminosidad de las Glorietas de la Palma y la Diana cazadora, las sexoservidoras que se pasean rumbo a la calle de Sullivan y la Zona Rosas, y la indigencia que se ve obligada a brincar de banca a banca pues la policía se dedica a desplazarlos constantemente.

¿Quiénes son esos hombres, mujeres, jóvenes, niños o ancianos que habitan las calles de nuestra ciudad? ¿Cómo es que llegaron allí? ¿Por qué en algunos casos se ha visto que no desean salir de las calles para reincorporarse a actividades formales de empleo o estudios? ¿Cuáles son sus nombres? ¿Cuál es la dinámica que los expulsó, quizá de origen, a los rincones más sucios, más indignos, más olvidados?

El Instituto de Asistencia e Integración Social (IASIS), dependiente de la Secretaría de Desarrollo Social del Gobierno del Distrito Federal pretende responder institucionalmente diciendo, mediante el censo realizado entre el año 2009 y el 2010, que en las calles de nuestra urbe están pobladas por 3 049 personas que son desde niños menos a 9 años hasta adultos mayores mayor de 90. Esta información fue levantada por 20 encuestadores que recorrieron las calles entre el 1 de noviembre del 2009 hasta el 28 de febrero de 2010.

Considero que la pregunta más pertinente es ¿Les creemos? ¿Cómo se formuló la herramienta aplicada que arrojó poco más de 3000 personas en situación de calle en una ciudad de 17 millones de personas? Ahora ¿Cómo hace esta gran ciudad para expulsar de sus entrañas a miles de personas y dejarlas durante tantos años viviendo en las calles?

Las preguntas que podemos formular son infinitas pero necesario es tratar de responder hipotéticamente: serios problemas como violencia intrafamiliar, drogadicción, abandono de hogar, desempleo, crisis económica son algunas de las razones por la cuales estas personas se ven obligadas a salir de sus casas para vivir (y en algunos casos nacer) en las calles. Las posibilidades de reincorporación social que la sociedad capitalina tienen en su dinámica son muy pocas, estas personas resultan estigmatizadas y maltratadas por la mayor parte de los pobladores y las autoridades, son el producto “residual” de un sistema político y económico que no tiene espacio para ellos y otros tantos que también pueblan los centros penitenciarios y psiquiátricos.

Los programas que el IASIS ha diseñado y pone en marcha, incluyen el proporcionar la posibilidad de ocupar algún espacio en los albergues o comedores comunitarios, atender especialmente a jóvenes y adultos mayores en situación de calle mediante alojamiento, alimentación, atención médica y psicológica, entre otros. Podríamos decir, quizá, que las acciones que dicha institución pueden funcionar tangencialmente, es decir, algunas personas salen de las calles y se incorporan en alguna medida a una vida más sana pero ¿En algún momento lograremos dejar de expulsar a miembros de nuestras comunidades hacia la calle? O ¿Este problema es crónico de ciudades como la nuestra? Desgraciadamente responder a estas preguntas resulta complicado aunque augurar una radical transformación en la dinámica de exclusión social también lo sería.
Bibliografía:
  • Appaurai A., Spectral Housing and Urban Cleansing , documento electrónico http://www.albany.edu/anthro/fac/Little/AANT664/Appadurai_C revisado el 15 de septiembre del 2010 a las 18:26 hrs
  • www.iasis.df.gob.mx revisado el 15 de septiembre del 2010 a las 16:28 hrs 

Organizaciones de la sociedad civil por la vivienda

El ejemplo que nos da la construcción de viviendas en Barrio Don Bosco en Buenos Aíres, Argentina, nos muestra diversas virtudes y defectos. Dicho proyecto fue encabezado por una ONG (Asociación para el apoyo a comunidades- APAC) dedicada principalmente a este tipo de actividades relacionadas con la creación de casas que serán ocupadas por poblaciones desfavorecidas, que tengan entre sus miembros a niños, y con posibilidades de hacerse de pequeños créditos que les ayudarán en el proceso de construcción.

El proyecto está orientado a facilitar el acceso a la vivienda a familias que se inserten en un proceso de creación de un barrio, dando pie al conocimiento de los futuros vecinos y tratando de garantizar el asentamiento a largo plazo de dicha población. Además promueve la construcción  de viviendas adecuadas mediante la asesoría técnica por parte de la APAC. 

Algunas de las desventajas que encontramos en dicho proyecto es que no solamente las familias con hijos pequeños (en un amplio universo de 2.5 millones de porteños con deficiencias habitacionales) tienen la necesidad de una vivienda digna, el proyecto dejó de lado, quizá, a los más necesitados pero que no cumplían con este requisito. Además, el financiamiento de APAC viene desde diversas fuentes (organizaciones religiosas principalmente), dicha organización no se hace cargo exclusivo de los gastos pero si es el vínculo único con los recursos necesarios para continuar con las construcciones.

Otra Organización de la Sociedad Civil dedicada (con muchas similitudes) a la problemática de la vivienda es Habitat para la Humanidad México A.C. (HPHM), caracterizada por ser una organización de carácter internacional, influenciada por valores cristianos, misma que proporciona créditos de vivienda sin fines de lucro y que actualmente trabaja en 20 proyectos regionales en 18 estados de la república mexicana. Su financiamiento es, al parecer, solamente gracias a las donaciones que sus miembros y simpatizantes realizan, además de aprovechar la disponibilidad de voluntariado.

Uno de los proyectos emprendidos por HPHM fue 40 días para edificar: Construyendo, Uniendo, Celebrando, mismo que cumplió con el objetivo de construir 40 viviendas en dos comunidades distintas (Amecameca y Ayapango) en el municipio de Santiago de Anaya en el Estado de Hidalgo. Dicho proyecto fue promovido por HPH internacional y por diversas organizaciones de la sociedad civil y religiosas. El resultado al parecer fue exitoso pues se logró la construcción de las 40 viviendas en el período que comprende la cuaresma. 

Resulta interesante el aprovechamiento que hace HPHM de los valores católicos y de los nexos que tiene con otras instituciones religiosas, considero que esta “herramienta” ayuda notoriamente a la satisfacción de las necesidades de la organización y al cumplimento de sus metas. Además es importante señalar que no aclaran las poblaciones (y cómo fueron seleccionadas) a las cuales se les proporcionaron las viviendas construidas, detalle que deja en el aire la orientación real de la organización.

Fuentes:
  • http://www.habitatmexico.org/ revisado el 15 de septiembre del 2010 a las 13:12 hrs.
  • http://www.unesco.org/most/southam1.htm revisado el 15 de septiembre del 2010 a las 13:16 hrs 

Atención compartida de los problemas de inseguridad


¿Cuántos habitantes poblamos la Ciudad de México? Resolver con certeza a esta pregunta es complicado, ni siquiera las herramientas diseñadas para hacerlo tienen la precisión suficiente para poder responder a ciencia cierta ¿Y por qué es tan complicado? Nuestra ciudad ha pasado por intensos procesos de transformación que se han acelerado en los últimos 30 años, las cantidades de población recibida han aumentado con notoriedad, la “mancha” urbana ha crecido con singular notoriedad, los servicios de transporte público y vialidad han sido exigidos por masas crecientes de vehículos.

Los barrios han crecido descontroladamente gracias a la recepción de población que requiere de espacios habitables, han creado así grandes franjas barriales que se entrecruzan (en nuestro caso) por casi todas la zonas de la ciudad. Dicho fenómeno representa una problemática que debe ser analizada por una multiplicidad de profesionistas del campo del urbanismo, arquitectura, ingeniería, demografía, sociología, antropología, etc. Con miras en proponer soluciones que involucren a los habitantes mismos, los diferentes niveles de gobierno, organizaciones de la sociedad civil y técnicos especialistas en el área. 

La situación de inseguridad que se vive en las distintas ciudades de Brasil está siendo afrontada con la perspectiva anteriormente mencionada, reuniendo las posibilidades de cada uno de los actores para atender una problemática que desde hace años se concibe como la más cruda y preocupante de dicho país. Este caso nos puede servir como ejemplo a seguir pues ha transformado sus medidas en cuanto a inseguridad cambiando las funciones y la imagen de la policía, la intervención del Estado y relacionando a los habitantes de las favelas.

El caso del Proyecto Nacional de Seguridad con Ciudadanía (PRONASCI) cambia el embate violento que anteriormente emprendía el Estado Brasileño para contener la problemática de inseguridad en ciudades como Sao Paulo y Rio de Janeiro, colocando ahora en primer plano la necesidad de atacar la problemática desde su origen multivectorial (pobladores de las favelas, policías, autoridades, jóvenes involucrados en el crimen, entre otros) con la vinculación de mujeres de la paz, brasileñas con liderazgo en sus comunidades que reciben formación en materia de ciudadanía, derechos humanos y ética para poder actuar como diseminadoras del programa en general. Asimismo el Programa pretende reestructurar la formación y el actuar del policía para evitar un ejercicio irracional de la fuerza, dándole armas (mediante formación ciudadana y en derecho) para poder afrontar la problemática que en su comunidad sucede.

Proyectos como este representan la posibilidad de atender una de las problemáticas que en ciudades como la nuestra también suceden, compartiendo las responsabilidades entre los diversos actores que se encuentran en un proceso de crecimiento desmedido de las poblaciones que habitan los entornos urbanos. La inseguridad es solamente una muestra de los retos que consigo traen la formación (en muchos casos informal) de las franjas de pobreza urbana, guareciendo escasamente a grandes cantidades de población vulnerable.
 
Bibliografía:
  • PRONASCI, fuente electrónica en http://portal.mj.gov.br/pronasci/data/Pages/MJF4F53AB1PTBRNN.htm
  • Davis M., Planet of Slums, documento en línea, revisado el 15 de septiembre de 2010 a las 12:27 hrs

Una solución al problema de la vivienda capitalina


El problema de la habitabilidad en nuestra ciudad resulta apremiante, millones de personas cotidianamente se ven obligadas a convivir en espacios habitacionales que no necesariamente tienen las condiciones mínimas para vivir dignamente. ¿A qué nos referimos? Equipamiento urbano, servicios indispensables como agua potable, energía eléctrica y drenaje suficiente, lugares destinados a la recreación y la convivencia en comunidad, entre otros.

La participación de los especialistas en el diseño y construcción de la vivienda resulta apremiante, no solamente como desarrolladores de macroproyectos habitacionales que replican una y otra vez microcasas destinadas a ser dormitorios inanimados, “sin alma”, misma que es proporcionada por el convivir cotidiano de los habitantes. Arquitectos y urbanistas deben incorporarse al entendimiento de las dinámicas sociales que dan vida a los espacios proyectados, resulta una responsabilidad principal de dichos profesionistas pues el entorno social, político y económico lo exige.

Los espacios destinados a la habitabilidad humana deben estar pensados para posibilitar la satisfacción de necesidades no solamente materiales sino sociales, es decir, coadyuvar en las actividades principales que los grupos humanos regularmente realizan: conocimiento cotidiano de los vecinos, recreación de miembros de todas las edades, espacios destinados a la expresión cultural y política, etc. El diseño realizado, por ejemplo, en la Unidad habitacional Independencia representan la conciencia del profesionista a cerca de las necesidades de los que pronto harían propio aquel espacio que hoy está por cumplir 50 años de haber sido concluida. Dicha Unidad cuenta con áreas verdes que provocan la sana convivencia entre los habitantes y la naturaleza, espacios abiertos, zonas de juegos infantiles, senderos, etc. A pesar de ello, conjuntos habitacionales como este se ven exigidos por la nueva realidad urbana: inseguridad, aumento desmedido del parque vehicular, transformación de la población que ahí habita, escasez de agua, etc. 

Los retos que presenta una ciudad como la nuestra son muchos, el proyecto de Arquitectos de barrio aplicado en el Pueblo de la Magdalena Mixhuca es una buena posibilidad para rehabilitar las zonas habitacionales de nuestra ciudad que requieren de la participación de diferentes actores para “regresar a la vida”. Seguro que dicho proyecto sería bienvenido en zonas populares del Pueblo de Santa Fe, Iztapalapa, Xochimilco, Tlahuac y otros muchos barrios, en incluso en espacios como las Unidades habitacionales (construidas con el modelo contrario al barrial) como las Casas Geo o Demet. Las responsabilidades que se adquieren por parte de todos los actores involucrados en el remozamiento de las casas y espacios públicos, ayudaría a provocar en los barrios de nuestra ciudad el despertar de un sentimiento de identidad mejor cimentado, además de afirmar la unión que entre sus habitantes existe.
 
Fuente: 
  • http://ciudadilusoria.net/ revisado el 15 de septiembre de 2010 a las 11:30 hrs.