miércoles, 15 de septiembre de 2010

Ciudadanías defeñas


¿Qué es la ciudadanía? ¿Cómo se construye? Algunos podrán decir que es la condición de aquellos habitantes de la ciudad, misma que se ejerce gracias a la posibilidad de poseer propiedad y de tener el derecho a participar de las decisiones de su comunidad. Algunos se alejarán del concepto esbozado anteriormente y recurrirán a nuestra Carta Magna para contemplar las características del ciudadano ahí establecidas como aquel que tiene derecho a votar y ser votado, asociarse libremente, participar políticamente e integrarse a las Fuerzas armadas para defender nuestra República.

En realidad ambas definiciones tienen en riesgo de caer en algunas imprecisiones pues el primero es un tipo ideal construido a partir del concepto de la polis griega, en cuanto al segundo se puede obnubilar nuestra mirada a través de las pantallas “juridizantes” del derecho liberal y dejar de lado la realidad de las comunidades humana. 

Considero más pertinente analizar el concepto de ciudadanía en un proceso histórico y de aprehensión social, es decir, no podemos atarnos a la teoría liberal ni mucho menos juridizar nuestra mirada, tenemos que abordar a la ciudadanía como un fenómeno social de entendimiento, apropiación y transformación de la dualidad privado-público.

Los espacios públicos diversos construidos en nuestra ciudad nos muestran diversas formas de ejercer ciudadanía, por ejemplo, algunos barrios deciden realizar dicho ejercicio mediante la obstaculización del tráfico en su zona hasta que servicios indispensables como la energía eléctrica, el agua potable o la seguridad pública se restablezcan, algunos otros en zonas habitacionales de clase media deciden hacer asambleas u organizaciones vecinales para discutir y tratar de resolver las problemáticas más agudas, algunos más en zonas residenciales deciden levantar el teléfono para quejarse con las autoridades delegacionales o colocar una manta en la reja de su casa expresando su rechazo a determinada acción gubernamental.

Incluso la prácticas cotidianas de recreación en el espacio público nos pueden ser de ayuda a la hora de observar cómo es la relación entre el ciudadano y el espacio público, algunos prefieren beber una cerveza en la banqueta de su casa o en la esquina con los amigos de siempre, otros asisten a eventos culturales realizados en plazas públicas o otros más solamente pasan por las calles que los conducen a su destino, quizá un bar o un restaurante.

La ciudadanía no puede rigidizarse de ninguna manera puesto que las comunidades humanas son dinámicas en su construcción cotidiana. Suponer que se debe aplicar la regla del lecho de Procusto a una transformación constante de la sociedad capitalina. Nuestra organización política debe contemplar la heterogeneidad de la población a la que va destinada; pueblos, barrios, cerradas, zonas residenciales, unidades habitacionales, “ciudades perdidas”, son los escenarios en los cuales se van construyendo las diversas ciudadanías que hacen de esta ciudad un espacio complejo y singularmente diferenciado.
 
Bibliografía:
  • Appadurai A., Cities and citizenship

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