martes, 14 de septiembre de 2010

Basura Capitalina: muestra del mapa de la informalidad del D.F.


La informalidad en la Ciudad de México es un complejo entramado de relaciones sociales que se sumergen entre las calles, avenidas, barrios, comercios, servicios, instituciones y colonias. Considero que la única manera factible de identificar los nexos que tienden aquellos actores (casi todos los que aquí habitamos) por medio de la informalidad, es la observación detenida (y a veces entrometida) de la realidad de nuestra ciudad. Pasar de largo por los diversos pasajes del Distrito Federal y no asomar siquiera la mirada hacia sus rincones tupidos de informalidad es imperdonable para el investigador social, la observación detenida de los más pequeños detalles resulta una herramienta que nos ayudará para despertar lo que Wright Mills llamaría “la imaginación sociológica”. 

En este espacio me tomo la libertad de dar como ejemplo el relato que Héctor Castillo Berthier hace de su investigación titulada “La Sociedad de la basura: caciquismo en la Ciudad de México” y que nos sirve para observar los alcances que tiene la actividad informal comercial específicamente en el caso de la recolección, separación, reúso y reciclaje de lo que todos conocemos como desperdicios comunes. 

Los recolectores que en nuestras casas reciben la basura que producimos tienen la necesidad de recibir además propinas, mismas que les dan la posibilidad de dar la cuota que los choferes de los camiones les piden para poder llevarse los desperdicios a los distintos tiraderos de la Ciudad. En los camiones podemos observar un número mínimo de 4 personas, de las cuales solamente el chofer es contratado por parte del gobierno de la ciudad, el resto son “macheteros” que trabajan en el camión por un pago por destajo. Al llegar al tiradero, la basura no se deja en cualquier lugar, sino solamente cerca de las casas de las familias con las que los choferes hacen tratos previos para que éstas aprovechen las mercancías que se renovarán. 

De la basura colectada no solamente se recicla el papel, cartón, aluminio, vidrio de todos colores y calidades, fierro y otros elementos comunes sino materiales que la mayoría supondría realmente inservibles: plumas de pollo, animales muertos, desperdicios de fruta y verdura, huesos, cabezas de pescado, entre otras muchos más. Todo lo mencionado anteriormente representa ganancias millonarias para miles de familias que tienen que destinar importantes cantidades de dinero para sus liderazgos (cacicazgos según Castillo Berthier) mismos que “administran” y gobiernan con dureza el interior de sus territorios repletos de desperdicios. 

Así como sucede con la basura, muchas otras mercancías se trasladan en las sombras del comercio informal, podemos mencionar desde bienes raíces hasta antigüedades, ello implica una importante circulación de efectivo, influencias, servicios y espacios de alojamiento. 
  
Bibliografía:

  • Castillo Berthier H., La sociedad de la basura: caciquismo en la Ciudad de México, UNAM-ISS, 1990, México D.F., pp. 204

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