domingo, 7 de noviembre de 2010

Violencia latente en el Distrito Federal

A partir del año 2006 (aproximadamente) el clima de violencia ha aumentado a niveles nunca vistos en México, hemos podido saber de muchos y lamentables sucesos que han cimbrado a la sociedad nacional: masacres, hallazgos de fosas comunes, muestras de las trampas que se colocan por diversos actores en las cuales caen migrantes centroamericanos y nacionales, asesinatos multitudinarios de niños y jóvenes, ataques a la población civil por parte de grupos armados (oficiales o no), en fin, desgraciadamente la lista de eventos violentos puede extenderse considerablemente. 

La mayor parte de los sucesos mencionados escuetamente en el párrafo anterior han sucedido en los diferentes estados de la república, concentrándose la violencia en Chihuahua, Sinaloa, Tamaulipas, Veracruz, Morelos, entre otros. La capital no ha quedado exenta de dicha situación, sucesos esporádicos, marcados por diferentes señales relacionadas con el narcotráfico, también se ha podido observar en nuestras calles. En años anteriores, 80´s y 90´s principalmente, la Ciudad de México se conocía desde el exterior como un espacio conflictivo y predominantemente violento, hoy los “defeños” podemos decir que vivimos en el estado más tranquilo del país.

Esta situación no implica que el Distrito federal se encuentre en santa paz, muy por el contrario, tanto autoridades como ciudadanos tenemos que estar muy al pendiente de eventos que podrían desatar con facilidad un clima similar al de otras regiones del país. Considero que lo anterior es prácticamente inevitable, esta ciudad es la principal concentradora de riqueza, en ella residen los Poderes de la Unión y también es sede principal de las agrupaciones militares y paramilitares involucradas en la problemática, dígase el Ejército, la Marina y la Policía Federal.

En algunas zonas de la capital se ha podido observar que diferentes grupos armados han comenzados a echar raíces, aprovechando la existencia de pequeñas bandas de jóvenes dedicados al robo de autopartes, asaltos a mano armada, carteristas en el transporte público, entre otros delitos menores, “empleándolos” en la distribución y venta de drogas al menudeo y hasta al tráfico a gran escala.

Un ejemplo de lo anterior, mencionado en los medios de comunicación en recientes meses, es el de la banda “los camaleones” dedicada al robo de autos y al tráfico de drogas en la zona sur de la ciudad. Mediante una observación cotidiana y pláticas con habitantes de las colonias aledañas, he podido constatar la transformación que dichas personas han sufrido en pocos años, quizá un poco más de tres. Anteriormente se les podía observar reunidos en una esquina, tomando cerveza, consumiendo alguna droga ligera (marihuana o algún solvente), sabiéndolos relacionados con actividades delictivas simples, mismas que incluso pueden juzgar autoridades locales.

Hoy día la situación es muy distinta, los jóvenes predominantemente pobres que anteriormente se reunían en la esquina a beber, fumar un churro de marihuana y comenzar a jugar una cascarita callejera, ahora son propietarios de llamativas camionetas arregladas con aditamentos de lujo, vestidos con ropa de marca tipo cholo o con la estética de los narcos del norte de la república, incluso sus casas se han modificado, han crecido, se han remodelado y ahora se alcanzan a distinguir con facilidad una cuadra antes de llegar. 

¿Cómo es que sucedió esta transformación? ¿Qué ha sucedido que los jóvenes conflictivos, se han convertido en “pequeños” narcotraficantes involucrados en conflictos con mafias nacionales? Podríamos decir que uno de los elementos que ha dado pie a que esto suceda es la permanencia de un proceso que no se ha cortado en ningún punto, los que hoy son delincuentes violentos, un día fueron niños que nacieron y crecieron en entornos violentos caracterizados por la escases, la alta marginación, las casi nulas posibilidades de desarrollo e incluso la estigmatización social de clase. 

¿Será posible impedir que el fenómeno de la violencia nacional ingrese con mayor fuerza en la capital mexicana? Considero que no lo es, la situación marginal y de pobreza extrema en la que se encuentran amplias zonas del Distrito federal, representa un perfecto caldo de cultivo para que dicha situación se extienda con relativa facilidad. Por ello, resulta indispensable tomar medidas urgentes para contrarrestar las posibilidades crecientes de incorporación de habitantes de diferentes zonas de la Ciudad de México en dinámicas violentas que pudieran salir de control como ya ha sucedido en otros estados de la república; la responsabilidad es de todos pero los mecanismos y recursos institucionales están en manos de unos pocos, mismos que tendrán que hacerlos efectivos si es que se quiere hacer caso a una legítima preocupación.






Bibliografía:
  • Diken B., City of God, documento electrónico: http://www.lancs.ac.uk/fass/sociology/papers/diken-city-of-god.pdf
  • Diario La Prensa, versión electrónica del 28/10/10: http://www.oem.com.mx/laprensa/notas/n1834495.htm
  • SSPDF, Comunicado del 1109/06, 2/09/06, fuente electrónica: http://portal.ssp.df.gob.mx/Portal/ComunicacionSocial/Boletiness/2006/Septiembre/b11092006.htm

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